Algo se quema en Valencia

Incendio en Valencia

Ya pasaron 72 horas desde que las llamas se tragaron más de 130 apartamentos en menos de una hora.

En Campanar hay casas, edificios, lujos, comercios, bares, restaurantes, parques y avenidas grandes. Es un barrio movido. Hay concesionarios de carros caros y muy bonitos. Hay de todo.

También hubo un incendio voraz, trágico, dramático, infernal. Las familias lo perdieron todo. Para algunas era lo único, para otras una propiedad importante, una casa, un negocio, una inversión, un seguro de vida.

Desde la calle se ve a los bomberos cortar algunos árboles, a uno subido a una escalera gigante, la foto impresiona. Es inimaginable como fue hace 72 horas. No uno sino varios bomberos en escaleras más grandes, tratando de enfrentarse al poder del fuego descontrolado, intenso. Con la premura de la muerte y los ojos del mundo juzgando.

Es domingo y hay mucha brisa. Así como casi siempre en Valencia, en esta costa Este de la península española parece que el ventilador nunca se apaga. Huele a plástico y también se respira tristeza, incluso a unos doscientos metros de distancia. Hay gente, bastante. Vamos como peregrinos a un altar de flores atadas a una farola de electricidad. La policía todavía tiene un cerco amplio.

La estructura desnuda esconde el horror de la tragedia. Abajo, cómo icónica ironía, carros de lujo se dejan ver tras unos vitrales cubiertos de ceniza. Parecen intactos. Relucientes.

Las personas sacan fotos, comentan, rezan, suspiran, lamentan. Las diez personas fallecidas quedaron atrapadas en los últimos pisos. No les dio tiempo de nada, dice algún parte de las investigaciones.

Los sobrevivientes duermen en hoteles y en casa de familias. Así está Totoño, un venezolano que tiene poco más de 70 años. Estaba con su esposa en casa. En televisión se lamenta y contó cómo vivió el drama. Narra como se salvó gracias al conserje que arriesgó su vida para avisar a los vecinos. Pide reconocimiento para Julián, el héroe de Campanar.

Pero Totoño lamenta que se quemó su casa y allí, su pasaporte venezolano. Dice a la presentadora que es un drama sacarlo, que se tardó año y medio. Pero se resigna y dice que lo material se recupera.

Valencia está de luto. Es un invierno raro porque hay calor. En febrero no hay calor, pero se siente como si saliera un vaporón de los edificios chambuscados.

Las cámaras de televisión sigue apuntando al desastre, pronto comenzarán las fallas y otros fuegos atraerán a curiosos. Pero está vez no será por una tragedia.

Imágenes a 72 horas del incendio de Campanar, en Valencia. | Fotos: Héctor Ignacio Escandell Marcano